"Será para bien" (Cuento motivacional)
9Había una vez un monarca que contaba con la amistad y consejo de su primer ministro, un hombre tranquilo y sabio que siempre se esforzaba por brindarle el mejor consejo posible. Este ministro tenía una costumbre particular de utilizar la frase "será para bien" en numerosas ocasiones, y normalmente acertaba en sus predicciones y decisiones.
Un día, mientras el rey pelaba una manzana, sufrió un accidente y se amputó su dedo pulgar. Lleno de ira y dolor, el monarca clamó por ayuda y llegó su primer ministro al escuchar los gritos del rey. Al conocer el accidente, respondió con su típica frase de "será para bien". Sin embargo, esta vez, el rey no aceptó la respuesta y decidió encarcelar al ministro por haber sido aparentemente tan insensible ¿Acaso osaba a burlarse de él? De no haberle tenido tanto aprecio, lo hubiera mandado a ejecutar directamente. El primer ministro, al conocer la orden de apresarlo, simplemente respondió "será para bien", ante la atónita mirada de todos ¿Cómo iba ser para bien que lo metieran en las mazmorras? ¿Se había vuelto loco?
Poco tiempo después, los enemigos del rey intentaron conquistar sus tierras, y en un momento dado traspasaron las defensas y llegaron hasta el palacio. Apresaron al rey y decidieron sacrificarlo a sus dioses como agradecimiento por la victoria, quemándolo en una gran hoguera. Prepararon la leña, y se disponían a encender el fuego cuando, para sorpresa de los enemigos, notaron que al rey le faltaba un dedo.
En su religión, era imposible ofrecerlo así a los dioses porque lo consideraban "incompleto" para ser sacrificado, y sería un insulto. Entonces, decidieron buscar al primer ministro para ofrecerlo como alternativa. Sin embargo, el primer ministro no aparecía por ningún lado, ya que estaba encarcelado y a nadie se le ocurrió mirar en las mazmorras, lo que les impidió realizar el sacrificio.
Después de unos días, las tropas del rey llegaron al rescate y vencieron a los invasores, permitiendo al rey recuperar su trono y sus tierras. En ese momento, el rey se dio cuenta de que su amigo y consejero había tenido razón al decir que "sería para bien" cuando perdió su dedo y cuando él acabó en prisión. Por lo tanto, decidió liberar al ministro y ofrecerle riquezas y tesoros como recompensa por su sabiduría.
Sin embargo, para sorpresa del rey, el ministro le informó que ya era un anciano y que había reflexionado en prisión. Decidió que quería dedicar el tiempo que le quedaba en la vida a meditar y cultivar su espiritualidad como ermitaño en los bosques, en contacto íntimo con la naturaleza. El rey aceptó su decisión y, por primera vez, respondió con la misma frase que su amigo siempre utilizaba: "será para bien".
El ministro sonrió y despidió al rey, caminando tranquilamente hacia su nueva vida en el bosque. El rey se dio cuenta de que había aprendido una gran lección gracias a su consejero, y que su sabiduría no solo le había salvado la vida, sino que también le había enseñado a aceptar que a aunque a veces las situaciones parezcan negativas, el curso de los acontecimientos puede convertir las adversidades en ventajas.
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