Partida completa MOTU Battleground Wave 6
Dawg-O-Tor conducía con destreza el pesado Carro de Asalto. Calibró su potencia de fuego mientras se movía con habilidad por el campo de batalla levantando polvo con sus enormes ruedas traseras. Un trooper de la horda, intentaba acertar al carruaje, pero la pericia de Dawg-O-Tor a los mandos del vehículo, complicaban el algoritmo de auto-apuntado del robot, que lanzaba ráfagas poco precisas. La Tejesombras visionaba el enfrentamiento desde la cobertura que proporcionaba los restos de un muro en ruinas del campo de batalla. Comenzó a musitar un hechizo, y de entre sus dedos parecía proyectar algún tipo de energía maléfica que centelleaba ominosa. Abrió los brazos en arco, y la magia crepitó formando una esfera, que se hinchó como un globo brillante abarcando el espacio entre sus delgados brazos. El destello que irradiaba el conjuro la hizo entornar los ojos dentro de embozo de su capucha. El visor de Dawg-O-Tor finalizó los cálculos, maniobró para encarar el vehículo, y pulsó el disparador integrado en el mando. Sintió el fogonazo del estallido, y el retroceso del disparo desestabilizó el Carro de Asalto por unos segundos. El enorme ariete, salió disparado como un misil, e impactó en el muro que parapetaba a la Tejesombras, que a su vez lanzó el proyectil flamígero que estaba conjurando, perdiendo toda precisión y enfoque. La onda expansiva de la explosión la arrojó del su campo de fuerza sobre el que levitaba, y cayó al suelo, indefensa... Stratos, vio la oportunidad y se lanzó a los cielos propulsado por su los cohetes de su mochila, buscando un buen ángulo para utilizar su blaster contra la malvada hechicera. Hordak no lo permitió y mandó una orden mental a uno de sus espectros, que logró repeler al señor de Avión con un certero sortilegio, lo suficientemente contundente como para que el plumaje de los brazos de Stratos perdiera efectividad, y le obligara a replegarse. El pequeño Orko trataba de estabilizar un conjuro. La magia trollana era poderosa, pero muy inestable fuera de su hogar natal. Sorceress a duras penas conseguía mantener a raya a Leech. La enorme boca ventosa del monstruo parecía absorber el poder mágico de la hechicera, que notaba como se drenaba su maná mientras conjuraba todo tipo de sortilegios de ataque y de defensa. Orko consiguió focalizar su explosión mágica contra Leech, pero la poderosa armadura de la verdosa criatura, absorbió gran parte del impacto, permitiendo el avance de Leech, que se acercaba a los magos heroicos inexorable. La risa de Hordak retumbó grave y pesada como una losa por todo el campo de batalla. - "Horda! Aprovechemos que no tienen a su campeón. Esbirros, acabad con ellos!"