Rosario de Sta. María de la Victoria. Patrona de Málaga.

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Santa María de la Victoria es una imagen escultórica de la Virgen María, en su advocación de la Victoria, venerada en el Santuario de la Victoria, ubicado en el barrio homónimo de Málaga, España. Es patrona de la ciudad y de la diócesis de Málaga.

Se trata de una escultura de bulto redondo de la Virgen María, realizada en madera de álamo tallada y policromada,1​2​ en la que se la muestra sentada sobre un risco, con el Niño Jesús sobre su rodilla izquierda.3​ Se desconoce el autor de la imagen, que fue realizada a finales del siglo xv.

Viste una túnica rosada y sobre ella un manto azul. La túnica, que no va ajustada al cuerpo y tiene un escote que deja ver el cuello y parte del pecho,​ le llega hasta los pies y revela la punta de su zapato derecho. Las mangas tienen amplios huecos que dejan al descubierto los puños de la camisola que lleva debajo. En sus manos, que presenta hacia delante, porta un cetro y un pájaro,3​ ambos de plata dorada.4​ Sobre la túnica, el manto cubre los hombros y los brazos, envolviendo solo la pierna izquierda en la que está sentado el Niño Jesús y formando una serie de pliegues; la rodilla derecha, en cambio, queda insinuada por un gran pliegue de la túnica. Cubriéndole la cabeza lleva una toca que además le cae sobre los hombros y parte de la espalda. Todas las vestiduras están decoradas con la técnica del estofado, empleando motivos vegetales y florales propios del siglo xviii.

La Virgen tiene un rostro ovalado, con unos ojos marrones, párpados superiores abultados, cejas delgadas y la mirada baja. La nariz es recta y los labios delgados, con un marcado surco nasolabial. La toca deja parcialmente al descubierto su cabello; es de color castaño oscuro y dispuesto con una raya en el medio, que cae en los lados formando ondas y sobre los hombros agrupado en mechones rizados. El cuello, por su parte, es alargado y presenta una forma abultada.3

El Niño Jesús es de factura moderna, realizado por Adrián Risueño a mediados del siglo xx en estilo neobarroco, sustituyendo a uno anterior del siglo xix;2​ lleva una túnica y un manto también estofados, con unos motivos decorativos a imitación de los de los ropajes de la Virgen. Su mano derecha está en actitud de bendecir y presenta los pies cruzados.3​ Tanto el Niño como la Virgen llevan superpuestas sobre sus cabezas sendas coronas de plata dorada.

La escultura representa a la Virgen María en posición sedente, con el Niño Jesús sentado sobre su rodilla izquierda con actitud de bendecir. Esta tipología iconográfica, que se conoce como Maiestas o Virgen Majestad, en la que María aparece como trono del Niño, fue muy difundida en el arte románico. Este hunde sus orígenes a su vez en la iconografía bizantina​ y la representación de la Virgen como Theotokos, Madre de Dios.

Los frailes mínimos, que difundieron por sus conventos la devoción y el culto a Santa María de la Victoria, propagaron también la iconografía que presenta la talla de Málaga. Así, se pueden encontrar muchas otras obras bajo esta advocación que siguen el «modelo malagueño»,​ pues fue la de Málaga la primera imagen de la Virgen de la Victoria de esta orden religiosa.

El origen de la imagen de Santa María de la Victoria está ligado a la conquista de Málaga por parte de los Reyes Católicos que tuvo lugar en 1487. Si bien las tropas cristianas que alcanzaron la ciudad tenían la esperanza de que los habitantes se rindiesen y no opusiesen resistencia, tal y como había ocurrido en Vélez-Málaga, la realidad fue que el asedio fue más duro y se prolongó más de lo esperado. Esto, junto a los estragos del caluroso estío y la presencia de focos infecciosos o epidémicos, minó la moral de los soldados cristianos. El rey Fernando decidió entonces comunicar la situación a la reina Isabel, que se encontraba en Córdoba, y ésta se incorporó al cerco para elevar el ánimo de sus tropas.

Fue en este contexto en el que, según la tradición, la Virgen se le apareció al rey en un sueño, dándole ánimos y esperanza para culminar la empresa bélica contra los musulmanes. Le aconsejó que no abandonara y que la llegada de unos monjes al campamento anunciaría la victoria de los cristianos. La Virgen del sueño aparecía sentada, con el Niño Jesús sobre su pierna. Ambos iban coronados como rey y reina de los cielos, y la Virgen portaba en su mano derecha la palma de la victoria. Se trataba de la misma imagen que tenía el rey Fernando en su oratorio de campaña.

A los pocos días de este hecho, las tropas cristianas conquistaron finalmente Málaga. En agradecimiento por el triunfo, los reyes decidieron que una de las imágenes religiosas que donaron a la ciudad recibiera el título de Santa María de la Victoria, ubicándose en una ermita que se construiría en el mismo lugar donde se había situado el campamento del rey Fernando.







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