¿Cuándo veremos máquinas inteligentes entre nosotros? RJ Mical responde
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Cuando tenía 14 años Robert J Mical se las ingenió para construir un videojuego hecho con relés, bombillas de linterna y pilas. Fue su primera incursión en un mundo que le fascinaba y que se convertiría desde entonces no sólo en su profesión, sino también en su modo de vida. Y, aunque su capacidad imaginativa ha sido después ampliamente demostrada con sus muchas aportaciones en el terreno de los videojuegos, es probable que entonces no se imaginara que su nombre sería, cincuenta años más tarde, mencionado cada vez que se traza una historia de las personalidades clave de la industria.
Mical tuvo un papel esencial en los ochenta en la creación de los ordenadores Amiga y las videoconsolas Atari Lynx, dos aportaciones sin las cuales es imposible entender el salto que los videojuegos darían durante las siguientes décadas. Actualmente, y tras haber dejado su huella en gigantes como Sony, RJ Mical es Director de Juegos en Google y su reto es mucho más ambicioso que conectar unas bombillas en una placa eléctrica para jugar a las tres en raya: quiere ayudar a conseguir que las máquinas tengan consciencia. Y lo quiere ahora “es tan importante para mí que no puedo esperar a que suceda”.
En los próximos años, según Mical, hablaremos con cualquier cosa que tengamos a nuestro alcance, desde nuestra cartera al frigorífico o el sistema de navegación del coche. Serán, además, conversaciones que nos enriquecerán, porque la inteligencia artificial de las máquinas estará entrenada para crecer orgánicamente con nosotros. Nos iremos conociendo mutuamente, como en cualquier relación humana, y haciéndonos “amigos”. Estas “entidades” como las denomina Mical estarán en todas partes y los videojuegos tienen una importancia fundamental para su desarrollo, porque servirán como campo de pruebas antes de dar el salto a la vida cotidiana. Conseguir que esta imagen recurrente en la ciencia ficción se convierta en realidad en la próxima década es casi una obsesión para Mical, y muy probablemente lo consiga porque no sabe pensar en algo sin llevarlo a cabo. El secreto para esta pasión desmedida por innovar es sencillo; él mismo lo revela en su web personal: “jamás me aburro. No me he aburrido en toda mi vida”.
Texto: J. L. Álvarez Cedena
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